lunes, 25 de abril de 2016

Comienzo de la FILOSOFÍA



Hemos diferenciado origen de comienzo.
Hemos visto el origen.
Ahora nos adentraremos en el comienzo.

Se dice que la filosofía nace en el Siglo VI a.c. en las colonias griegas.
Más adelante desarrollaremos cuáles son, o cuáles se piensa que son, las condiciones de ese determinado contexto socio-histórico que permitieron, facilitaron, la aparición de la filosofía.

En esta unidad partiremos de este dato para rastrear antecedentes (hacia atrás) y luego comenzaremos a desarrollar la llamada filosofía antigua (hacia adelante, apenas unos tres siglos).

Primero, decíamos, intentaremos dilucidar de dónde viene la filosofía o, mejor dicho, qué había antes de la filosofía, de qué manera, a través de qué, los hombres buscaban, y encontraban muchas veces, las respuestas a sus interrogantes vitales. En este camino nos toparemos con los mitos. También miraremos al pasar algunas tragedias.

En segunda instancia pretendemos dilucidar las circunstancias particulares en las que nació la filosofía como tal. ¿Por qué la Filosofía nace en tal momento y en tal lugar?. Aquí ingresarán variables geográficas, políticas, culturales, entre otras, que nos ayudarán a entender un poco más el porqué de esta irrupción de una forma distinta de pensamiento. En este apartado nos detendremos, como se lo merece y lo exige, en el tema del ocio.

Lo dicho en el párrafo precedente no impide que nos preguntemos: ¿quién...?. ¿Quién dice qué es la filosofía? ¿Quién dice/dijo que la filosofía nació en tal momento y en tal lugar?. Quizás estemos hablando de filosofía occidental... ¿Y la filosofía oriental? ¿Quién la considera filosofía y quién no?. ¿Por qué?. Y muchas preguntas más...

Por último, todavía en esta unidad, procuraremos avanzar unos 300 años para percibir cómo fue el comienzo de la filosofía más allá del “dato fundacional”. En este punto haremos un recorrido por:
·       Presocráticos
Como su nombre lo indica, son todos los filósofos anteriores a Sócrates. Prestaremos especial atención a la idea del arjé, o primer principio. Veremos a Tales, Anaximandro, Anaxímenes, Anaxágoras, Demócrito, Empédocles, Pitágoras, Heráclito, Parménides, Cratilo y Zenón.
·       Sofistas
·       Sócrates
·       Escuelas socráticas menores
Cirenaica / Cínica / Megárica
·       Platón
·       Aristóteles
·       Estoicos y Epicúreos

lunes, 4 de abril de 2016

ORIGEN de la FILOSOFÍA



Lo primero que tenemos que diferenciar es el origen del comienzo. Cuando hablamos de comienzo, según mi criterio y el de otros autores, nos estamos refiriendo al inicio histórico de la filosofía en un espacio y tiempo determinado. Al hablar de origen, en cambio, estamos en presencia de aquello que nos lleva a filosofar a cada uno de nosotros, en cualquier momento y en cualquier lugar. Son esos disparadores filosóficos, aquellos que generar en nosotros interrogantes vitales, preguntas preñadas de verdad.

Asombro


¿Por qué mas bien el ser y no la nada? (Leibniz y retomado por Heidegger). ¡Qué maravilla cómo se origina la vida humana!. ¡Cuántas obras de arte!. ¡Qué increíble la complejidad y el orden del mundo!. Otros autores hablan también de admiración. Dejarnos sorprender por algo puede implicar el preguntar sobre ese hecho o cosa que nos sorprendió.

Duda


¿Existe algo fuera de nuestra mente? ¿Todos entendemos lo mismo cuando decimos “rojo”? ¿Realmente todos escuchamos lo mismo cuando alguien dice “rojo”? Sabiendo que los sentidos nos han engañado varias veces... ¿por qué no pueden engañarnos siempre?. ¿Sería realmente un engaño?. Se distingue entre escepticismo absoluto (Pirrón de Elis) y escepticismo metódico (Descartes). La duda puede paralizarnos o llevarnos a buscar la verdad.

Angustia


Algunos autores también hablan de situaciones límites. ¿Por qué existe el mal? ¿Por qué sufrimos? ¿Por qué, indefectiblemente, todos tenemos que morir?. Esto se va a plasmar, de una manera más marcada, en la filosofía existencialista. (Sartre, Jaspers y Marcel). Frente a situaciones angustiantes uno puede interrogarse sobre temas profundos e íntimos.

Algunos autores hablan de un cuarto origen: el tedio