viernes, 15 de abril de 2011

¿Para qué sirve la filosofía?

Les comparto un artículo titulado "¿Para qué sirve la filosofía?" escrito por E. Valiente Noailles:

"En filosofía hay de todo, desde consumidores de ideas congeladas hasta grandes pensadores. Pero a todos atañe aquella vieja pregunta de para qué sirve la filosofía. Una persona que está por estudiar esta disciplina recibe miradas, por lo general, que disimulan piedad. O despierta sonrisas, como le ocurriera a Tales de Mileto, en el origen, cuando caía en los pozos por mirar hacia lo alto. Ahora bien, un reciente artículo del New York Times cuenta cómo la filosofía, que en otras épocas estaba confinada a las torres de marfil, se está convirtiendo crecientemente en una disciplina de campo. Cada vez más filósofos experimentan e interactúan con otras disciplinas, como por ejemplo la ciencia cognitiva, para testear las intuiciones de la gente acerca de tradicionales enigmas filosóficos. O se dedican en el terreno a trabajar con tomadores de decisiones, ingenieros y científicos para afrontar desafíos sociales específicos o proyectos concretos. Los filósofos integran también comités de ética de hospitales, por ejemplo, y la práctica científica les abre campos impensados de reflexión e interacción, como aquellos que tienen que ver con la genética, la biología, entre otros, que necesitan construir marcos valorativos para su proceder.

Sin embargo, aunque algunos se dedican a ello por placer, necesidad o vocación, esperemos que no esté triunfando el espíritu de la época que inocula a las humanidades el complejo de tener que demostrar su relevancia a la luz de una matriz de utilidad. Es una trampa contestar la pregunta de para qué sirve la filosofía en los mismos términos en que está preguntada, que encierran la connotación de que el valor de algo estriba en su utilidad. Por otra parte, querer sacar a la filosofía a ocuparse del mundo "real" es olvidar por un momento que la realidad está enteramente atravesada y construida por ideas filosóficas, aunque quienes usan las ideas no tengan necesariamente noción de ello. Aristóteles, Platón, Hegel, o Marx, por poner sólo algunos ejemplos, están absolutamente presentes, aunque de manera invisible, en nuestras categorías de análisis, percepción y experimentación del mundo.

En realidad, la filosofía debe ser la única disciplina que se pregunta a sí misma por su utilidad. No imaginamos a Mozart preguntándose para qué sirve la música, o a Picasso para qué sirve la pintura. Tal vez, inclusive, el mundo tenga esencialmente un carácter estético, como decía Nietzsche, y toda utilidad cumpla la función de olvidar esa situación mayor. La principal utilidad de la filosofía radica justamente en su inutilidad, y en su posición previa a la división del mundo entre teoría y práctica, o a la idea de que en la finalidad está el sentido de las cosas. Es que la filosofía plantea, desde sus inicios, un non serviam (no serviré) a la idea misma de servir, con la misma implacable suavidad con que Bartleby, el escribiente de Melville, decía ante las órdenes de su jefe: "Preferiría no hacerlo"."